jueves, 21 de febrero de 2013

Crianza y revolución cotidiana: la piedrecilla amorosa que se arroja a un lago



Efectivamente el 21 de diciembre pasado no se acabó el mundo, como muchos vaticinios terroríficos nos quisieron hacer creer.  Una vez más el miedo quedó en el disfraz sin vida y tirado en el rincón.  No obstante, siento un cambio, hay un cambio que se siente en el aire, algo imperceptible, pero que está.  Vamos cambiando desde el amor al poder, al Poder del Amor.  Y escucho una piedrecita que se arroja con amor en un lago.

Entonces, vuelvo a creer en los cambios profundos, en las revoluciones de los humanos.  Sin embargo, no creo más en la violencia y en los actos de destrucción, que tan solo lastiman o quiebran, que propugnan el cambio desde el dolor. No creo en aquellos actos que arraigan una vez más su victoria en la injusticia y vuelven a recrearla una y otra vez.  No creo en la violencia de las piedras que lapidan las ventanas o las acciones que provocan ira y rabia. Ya no. Entonces, vuelvo y creo en la transformación desde lo sencillo, en lo pequeño, pasito a pasito. Creo en una revolución humana desde el amor. Creo en la revolución a través del amor consciente hacia nuestros hijos.

Creo en mi propio cambio, en el cambio interno de las personas. Creo en la capacidad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales, en su potencialidad de reconocer y apostar por las modificaciones que tiene la habilidad  de experimentar.  Creo en la reflexión pausada y en el reconocimiento valiente de las fortalezas y de las carencias personales.  Creo en la mujer y en el hombre observadores y conscientes, ávidos ambos de construcción y reconstrucción.  Creo en la pareja de padres que buscan un mundo mejor para sus hijos.

Creo en la revolución doméstica, en la transformación cotidiana, en la voluntad materna. Creo en el poder de la crianza. Tengo el convencimiento que para criar hace falta la ruptura de los relojes y la necesidad furibunda de mirar a los ojos, de sentarse y respirar el olor de un pan tostado o del guiso al medio día.  Creo en la crianza con conciencia edificada en la intimidad del hogar, en el amparo de un abrazo y la sabiduría de poder leer una mirada o un gemido.  Siento cada día la riqueza que tiene una caricia o el poderío que tiene el pequeño acto de tomar una pequeña mano para guiarla y para hacerle sentir que su vida es mi proyecto primordial.

Creo en la capacidad intrínseca que tenemos hombres y mujeres de nutrir, ya sea emocional o fisicamente. Creo que este simple hecho implica aprender a  despojase de las propias necesidades y deseos y que no se derrumba nada por ello. Creo en la prudencia de la vida sabia de poner los propios anhelos a distancia, para apreciarlos mejor, para que tomen otras formas. Creo en la soberanía que implica dar un paso hacia una nueva vida y en la reconstrucción de la propia con más flores, más color, dando paso a la importancia que tienen las situaciones sencillas. Creo en la verdad de cada respiro conectado honesto y humildemente con la risa de la familia.

Creo en la revolución amorosa y llena de vínculos, en los lazos de la lactancia, en la crianza con presencia y calor corporal, con cariño, con atención y con respeto.  Creo que esa revolución se lleva a cabo en el seno del hogar, en las almohadas, en las ollas, en las teteras y en los tejidos.  Creo en la revolución del calor de las manos cocinando. Creo en la revolución que defiende y lucha desde los espacios íntimos, desde el silencio, desde los pequeños actos de intercambio humano, desde la paz del olor a estofado o desde la alegría porque la tetera hierve. Me convenzo de que las madres y padres que decidimos nutrir, alimentar, sanar, atender, escuchar, esperar, replantear con apertura y receptividad las verdaderas necesidades de nuestros hijos, tenemos el poder inmenso de cambiar sistemas laborales rígidos, horarios inflexibles e irremediables, sistemas de crianza negros con arraigos en la violencia. Creo en el giro importante de mirar a los niños con integridad y fortalecer el lazo afectivo de este mundo. 

Creo que la construcción de la autoestima de un niño radica en el compromiso, en la atención de sus necesidades. Creo en la facultad que nos otorga sentirnos valorados, amados por lo que somos, alentados, apoyados y ayudados. Creo en el poder un abrazo y un beso dado con calor y con amor puro. Creo que cada niño puede ser criado de esa forma. Tengo la profunda convicción que cada niño contenido formara una sociedad distinta, que a su vez criará niños más amados, compasivos, seguros y felices.  Creo en la revolución de la piedrecilla amorosa que se arroja a un lago, cuyo impacto se expande en anillos concéntricos, y cada anillo en su onda expansiva va modificando las creencias y el modo que hacemos las cosas en nuestra cotidianidad. 




viernes, 15 de febrero de 2013

Crianza con Apego: 8 puntos clave




La crianza con apego o attachment parenting es una filosofía en torno a la crianza de los hijos basada en los principios de la teoría del apego en la psicología del desarrollo.  Esta filosofía está orientada hacia una apertura amorosa y lógica en la crianza y cuidado de bebés,  principalmente tomando en cuenta necesidades individuales de cada bebé y cada niño.  La cercanía piel a piel desde el primer momento desde que nace un bebé y durante su vida en la infancia será el hilo conductor en la formación amorosa y respetuosa de los ritmos de crecimiento de los niños.  Según la teoría del apego, los lazos emocionales fuertes que unen a los hijos con los padres durante la infancia serán los precursores de relaciones seguras y empáticas en la edad adulta.

El término ‘crianza con apego’ o en el inglés ‘attachment parenting’ es un término acuñado por el pediatra William Sears, quien es uno de los precursores de este tipo de filosofía en la crianza y ha escrito más de 40 libros de crianza.  Algunos de sus seguidores son el pediatra Carlos González y Rosa Jové.

Sears asigna las 8 B de la crianza con apego (en inglés), a los principios de la filosofía basada en la cercanía, el respeto y la atención continua.  Tomaron como premisa que las necesidades primordiales de los bebés son exactamente los mismos durante los primeros meses y años de vida.

A continuación los 8 puntos que pueden ayudarnos a conectarnos con la crianza con apego:

Birth bonding: lazos afectivos desde el nacimiento
La unión piel con piel con el bebé fomenta la creación de un vínculo temprano. Las horas siguientes después del parto son un período de máxima sensibilidad, tanto para la madre, como para el bebé. Ambos necesitan contacto mutuo, para el bebé supone la supervivencia y a la madre le ayuda en su recuperación. Los bebés necesitan intensamente, les va la vida en ello, de la presencia física de uno de los padres. Necesitan que se responda a sus señales con prontitud y sensibilidad. Las separaciones prolongadas o frecuentes pueden interferir con el desarrollo de un apego seguro con el padre o la madre y tener efectos en el desarrollo psicológico y emocional a largo plazo.

Breastfeeding: lactancia materna
Es un componente primordial para fortalecer el vínculo afectivo entre la madre y el bebé y está íntimamente relacionada con la premisa anterior de crear lazos afectivos desde el nacimiento. La lactancia materna es el mejor alimento para el recién nacido. Es el más completo desde el punto de vista nutricional, pero también proporciona consuelo y un contacto único entre madre e hijo/a.

Babywearing: llevar al bebé encima
Al portear (llevar a los bebés en brazos o en portabebés) están al resguardo, en contacto directo con la persona que los lleva. Se sienten más protegidos y permanecen es un estado de vigila tranquila que les permite asimilar mejor lo que sucede en su entorno.

Beding close to baby: dormir cerca del bebé
Dormir con el bebé en la misma cama o cerca de él es una fórmula utilizada por muchas familias con niños pequeños. Al dormir acompañado se evita la angustia de separación que experimentan algunos niños durante la noche, haciendo que duerman más y descansen mejor. Ayuda a los niños a aprender que el sueño es un momento agradable y que no está solo. En los casos en los que el bebé es amamantado, el colecho (derivado del término inglés co-sleeping) es además un método práctico pues tienen el pecho a su disposición en cualquier momento. 


Belief in the language of valur of your baby´s cry: confianza en el valor de su llanto como lenguaje

El llanto es la forma que tiene el bebé para comunicarse. Si no respondemos a su llamada, se sentirán no atendidos y pensarán que su forma de comunicación no es válida. La próxima vez llorarán más alto o antes ante cualquier molestia. O peor aún, aprenderán que llorar no les sirve de nada porque nadie acudirá. Por supuesto esto último es muy extremo y se debería calificar como maltrato. La negligencia o el no atender las necesidades básicas del niño o la niña, es el tipo de maltrato más frecuente.

Beware of baby trainers: tener cuidado con los "adiestramentos"

Un estilo de crianza rígida basada en relojes y calendarios no es una forma natural de cuidar a un bebé. Esto no quiere decir que no haya rutinas o normas, pero no hay que olvidar que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de los deseos de los adultos.  Los métodos de "adiestramiento" provocan desconfianza en los niños y un alejamiento entre los padres y el bebé, cuando la crianza de los hijos/as debería estar basada principalmente en la confianza.

Balance: mantener el equilibrio 
Ni autoritarios ni permisivos. Los padres y madres deben encontrar el equilibrio en nuestro estilo de crianza, Los niños y niñas nos enseñan y vamos aprendiendo a encontrar el equilibrio entre una crianza positiva y "caprichosa".


Both: ambos
La participación en la crianza de los bebés debe ser igualmente tanto por los padres como por las madres. Ambos deben estar involucrados en el cuidado de los niños y niñas, en atender sus demandas, su educación, tanto durante el día, como durante la noche. Además, la compenetración entre papá y mamá es clave para crear un vínculo familiar saludable. La empatía y el respecto entre los miembros de la familia, tanto entre los padres como entre los padres y los hijos e hijas, genera un ambiente de reciprocidad en el que el niño o niña se siente seguro, a gusto, y aprende también a tratar a los demás con respecto(*).















viernes, 8 de febrero de 2013

Entrevista a Sermama Serconciencia: Reflexiones acerca de Sexualidad y Maternidad





Hoy me gustaría presentarles una entrevista súper interesante que me hizo el equipo del Colectivo Mamaluz.  La temática tratada en dicha entrevista me llevó a reflexionar acerca del concepto de sexualidad que tenemos hoy en día como sociedad, y de cómo las mujeres tenemos la responsabilidad de cambiar ese concepto algo trastocado para mi gusto.  Bueno, es un tema bastante hondo y complejo que daría para un artículo completo.  De todos modos me parece muy buena idea compartir con ustedes la entrevista para que se cree la discusión acerca de cómo vemos la sexualidad hoy en día, específicamente la sexualidad femenina durante el post parto.  Veamos qué les parece y espero sus opiniones. Que la disfruten!


1.- En la maternidad hay muchos cambios emocionales profundos, que influyen en nuestra sexualidad, ¿Crees que alcanzan a todas las mujeres o muchas ocultan estos cambios?, ¿en tu caso cómo fue?
Cuando uno se convierte en madre efectivamente nuestra emocionalidad se transforma en todos los ámbitos de nuestra vida, ya sea por razones puramente biológicas o también grandes revoluciones vitales.  Veo la maternidad como una gran revolución en la vida de una mujer, sin embargo, me niego a creer en demasía que la maternidad cambie de forma negativa algo en nuestra vida.  Más bien creo que es una etapa que viene a enriquecer nuestras experiencias, la maternidad viene y nos hace crecer, si así lo queremos.  Y justamente pienso lo mismo en torno a la sexualidad.  La sexualidad es un aspecto que nos acompaña toda la vida y creo que no solo tiene que ver con la búsqueda del placer puramente sexual. Cuando una mujer deviene en madre, su sexualidad evoluciona. Es común escuchar premisas acerca de que la sexualidad femenina se ve deteriorada con la maternidad, premisas que no comparto, al contrario pienso que la sexualidad femenina es un todo, donde ser madre es una parte más del todo, y es una estancia que amplía el espectro de nuestra sexualidad.  Pensarlo de la otra manera es reducir la sexualidad del hombre y la mujer al mero coito.  Con la maternidad  aprendes que en la sexualidad esta también la lactancia, la protección de la cría, el sentirse contenida, la confianza y la comunicación reafirmada en pareja. Para mí este todo es parte de un deleite vital.  En este punto, creo que la forma en que hemos sido criadas nos dibuja una sexualidad desde una visión estrecha, reprimida y reducida al sin sentido. Es por ello que muchas mujeres no pueden escapar a la complacencia y sin duda el modo impuesto de ver la sexualidad en la actualidad corre el riesgo de caer en una situación parecida al servilismo. 
2.- ¿Hasta qué punto la maternidad cambio tu  forma de verte y de ver tu sexualidad y sensualidad?

Como dije, la maternidad en mi vida significó una nueva comprensión de mi ser mujer, una transformación en todos los ámbitos: emocional, biológico y espiritual.  Y devine en madre  tomando una nueva conciencia. La maternidad reafirmó mis intuiciones sobre una idea de sexualidad más amplía que con la que se nos cría o que se nos entrega culturalmente, la cual considero como ya dije una idea de sexualidad bastante estrecha y reduccionista.

3.- Y la pareja, ¿cuál debería ser su papel ideal en la sexualidad?
Cuando una pareja quiere tener una buena relación, es esencial una buena relación en el día a día, con una comunicación clara, fluida y eficaz, con una comunicación de corazón a corazón.  El acto sexual  no puede resolver problemas o crear confianza o reemplazar la comunicación abierta. La sexualidad está en la vida diaria, en la cotidianidad de una relación de pareja: cómo conversan, cómo se hablan y se escuchan, cómo se preocupan el uno por el otro, cómo viven el uno para el otro.  En cada una de estas vivencias también hay sexualidad. Entonces, cuando llega un hijo, cada vivencia que les trae a los padres ese nuevo ser reviste un grado de deleite en ambos, el amor solamente se ha complejizado y enriquecido.
3.- ¿Cómo se desarrolla la parte sensual en tu vida después de ser madre?
Si tomamos en cuenta que el concepto de sensualidad involucra el placer de los cinco sentidos, puedo afirmar que después de ser madre mis cinco sentidos se agudizaron. La toma de conciencia de mi propio cuerpo desde otro punto de vista, un punto de vista más de conquista de mi misma o de habitarme desde una mirada más plena, han hecho que me sienta más bella, más compleja y con más capacidad de sentir deleite en las pequeñas cosas de nuestras experiencias vitales como familia, y que ese deleite de mi ser mujer amplió su radio de movimiento, lo que para mi significo un tremendo crecimiento.
4.- ¿Recibiste suficiente apoyo emocional e información sobre la transformación personal y sexual durante tu maternidad?

Cuando me convertí en madre creo no haber tenido todas las armas que me hubiera gustado.  En nuestra sociedad normalmente no se otorga mayor apoyo emocional a las madres primerizas.  También creo que la información que circula  acerca de la sexualidad humana es algo caduca y bastante machista.  Como ya dije, creo que lo que se entiende hoy por sexualidad son ideas más bien reducidas, mínimas y únicamente centradas u orientadas hacia las relaciones sexuales meramente.  Creo que el concepto de sexualidad es bastante más amplio.

La entrevista original la pueden leer aquí.