martes, 9 de abril de 2013

El funcionamiento del cerebro maternal (Parte I)






Últimamente he estado leyendo el libro el “Cerebro Femenino” de Louann Brizendine, una neuropsiquiatra que analiza y explica los últimos avances en neurología en torno al funcionamiento del cerebro humano, sobre todo a las diferencias garrafales que hay entre el cerebro femenino y masculino, dejando por sentado de forma científica, lo que nosotras ya sabemos por añadidura: que las mujeres somos bien distintas de los hombres.
Al respecto esta vez me gustaría compartir con ustedes algunos alcances que hace esta prestigiosa doctora con respecto al cerebro femenino y a su comportamiento materno y durante la lactancia.

(…) A medida que la cabeza del bebé pasa a través del canal del parto, se disparan las aportaciones de oxitocina en el cerebro de la madre, activando nuevos receptores y creando cientos de nuevas conexiones entre las neuronas.  El resultado en el parto puede ser la euforia inducida por la oxitocina y la dopamina, así como los sentidos hondamente incrementados del oído, tacto, vista y olfato.

(…) Para la madre humana, los adorables olores de la cabeza , la piel, el culito de su recién nacido, hacen brotar la leche del pecho; otros fluidos corporales que la han bañado durante los primeros pocos días quedarán químicamente implantados en su cerebro y podrá distinguir el olor de su bebé entre todos los demás con un 90% de precisión.  Ese proceso rige también para los llantos de su hijo y sus movimientos corporales. El tacto de la piel del bebé, el aspecto de los deditos de manos y pies, los breves llantos y gritos entrecortados quedan ya tatuados en el cerebro de la madre.  En el plazo de horas o días, puede embargarla un abrumador afán de protección y se establece en ella la agresividad maternal.  Su fuerza y resolución de cuidar a ese pequeño ser y de protegerlo se apoderan por completo de los circuitos cerebrales maternos.  La madre siente que podría para la marcha de un camión con su propio cuerpo para proteger a su bebé.   El cerebro se le ha modificado y junto con él la realidad.  Tal es quizás el cambio de la realidad más importante que ocurre en la vida de una mujer. 

(…) Las madres con su instinto agresivo y protector intensamente exacerbado, se vuelven en extremo celosas en todos los aspectos de manejo de su casa, especialmente en lo tocante a la seguridad infantil (…) Igual que un sistema global de actitud humana, los centros cerebrales de una madre para la vista, el sonido y el movimiento están orientados a monitorizar y seguir a su bebé.  Esta vigilancia incrementada puede adquirir todas las formas posibles, dependiendo de la amenaza que una madre perciba contra la seguridad y estabilidad de su “nido”.  Incluso es algo normal el replanteamiento de las obligaciones del marido como proveedor. 

Los circuitos cerebrales maternos cambian también en otros aspectos. Las madres pueden tener mejor memoria espacial que las que no han tenido hijos y pueden ser más flexibles, adaptables y valerosas.  (…) Estos cambios duran toda la vida, según han visto los investigadores. (…) Semejante transformación es válida incluso para las madres adoptivas.  En tanto permanezcas en contacto físico continuado con el niño, tu cerebro emitirá oxitocina y formará los circuitos necesarios para hacer y mantener el cerebro maternal. (*)

(*) El Cerebro Femenino
Louann Brizendine
Pág. 122- 125

2 comentarios:

  1. Siii, leí ese libro, es genial (salvo que no comparto lo de la terapia hormonal)

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  2. Me encantó este post Paulina. Gracias por hacernos llegar más información para comprender los aspectos "incomprendidos" de ser madre. Saludos!

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