Para las que miraron con
extrañeza la boca de su hijo en su pecho por primera vez..
Para las que lloraron de
dolor en sus pezones…
Para las que sintieron mil
agujas en los pechos…
Para las que sintieron la
tensión y los pechos colmados…
Para las que sintieron
desde sus axilas como una ola intensa las abrazaba..
Para las que vieron en la
boca de su hijo vías lácteas amarillas, blancas y rojas..
Paras las que los primeros
días entraron en un tiempo sin tiempo y estuvieron con el bebé día y noche al
pecho…
Para las que sintieron que
habían nacido solo para ello…
Para las que sintieron
impotencia y desesperación esos momentos…
Para las que sintieron
poco cobijo en la inmensidad de los pechos llenos y un niño llorando…
Para las que no sabían cómo
enganchar a su hijo en su pecho para que siguiera alimentándose…
Para las que comenzaron a
recibir consejos desafortunados…
Para las que recibieron
diagnósticos desgarradores y se sintieron inútiles…
Para las que llorar y
amamantar fue una constante…
Para las que tuvieron que
enfrentar sus sentimientos con los cálculos pediátricos...
Para las que no tuvieron
más remedio que creer que su leche era aguada, que no alimentaba…
Para las que no creyeron
que su leche no alimentaba…
Para las que tuvieron que
comprar una mamadera y leche en polvo con resignación y dolor…
Para las que compraron la
mamadera y leche en polvo resueltas y seguras…
Para las que lucharon con
los consejos y con tozudez siguieron con lo que les dictaba el corazón…
Para las que la lucha con
los consejos fue demasiado cruenta y tiraron la toalla…
Para las que dieron teta
por poco tiempo…
Para las que no dieron
teta…
Para las que supieron
conciliar entre los diagnósticos de bajo peso y mantuvieron una lactancia
mixta…
Para las que dieron la
lucha, y pronto se enfrentaron a su realidad laboral…
Para las que lloraron
cuando tuvieron que volver a trabajar…
Para las que sintieron desangrarse cuando su hijo no
quería aceptar el chupete plástico mientras ellas trabajaban…
Para las que llegaban
corriendo a casa por la tarde y ofrecían a su hijo sus pechos por horas durante
la noche…
Para las que siguieron
llorando en sus lactancias…
Para las que tuvieron que
sacarse leche en un baño…
Para las que no pudieron
sacarse leche en un baño…
Para las que dieron teta
por las noches durante años…
Para las que después de
años siguen dando teta…
Para las que no estuvieron
embarazadas y alimentan a sus hijos con todo el amor que tienen en las
entrañas…
Para las que han hecho
caso omiso de las recomendaciones y los malos presagios para sus hijos por ser
poco independientes…
Para las que no creen en
las exigencias actuales de vanidad que sacramentan sus pechos…
Para las que no se asustan
por los diagnósticos terribles en torno a su salud por seguir dando teta a sus
hijos de 1 o 2 o 3 o 4 o 5 años o más…
Para las que se horrorizan
por ver como otras amamantan pasados los 2 años…
Para las que han respetado
sus tiempos y los de sus hijos y han destetado o mantenido la lactancia de
acuerdo a los ritmos de la diada mamá-hijo…
Para las que destetaron
por cansancio…
Para las que les dolió en
el alma destetar por hacer caso a agentes externos…
Para las que destetaron y
se sintieron felices…
Para las que destetaron y
se sintieron tristes…
Para muchas más…
Lo bello es amar y admirar
la naturaleza que sigue su curso en nuestro interior, en nuestro corazón, con
su líquido lácteo y alegre inundando la boca de los niños. Mujeres! ustedes han pasado por los mejores
momentos de sus vidas, porque la vida misma les ha regalado la epifanía de ser
madres, la suerte más grande que puede tener una mujer que ha decidido ser
consciente del proceso maravilloso que es gestar y criar.
El nutrir un bebé es una
experiencia iluminadora y que en los días que corren no es algo fácil, una
experiencia única que nos permite desarrollar las más altas cualidades que
podemos tener los seres humanos: la paciencia, la compasión, la tolerancia, el
autoconocimiento y la capacidad de sanar, e ir más allá de nosotras mismas, de
crecer.
Han tenido la oportunidad
grandiosa de llenar por completo un espacio vacío que lleva el alma, y lo han
hecho de la mejor forma, de acuerdo a las circunstancias y a lo que ha dictado
su alma. La nutrición más grande que
pueden dar a sus hijos es la lactancia, sea esta física o energética, una lactancia consciente que nutre no solo a sus hijos, si no a ustedes mismas y al
universo entero. Las posibilidades de
poder llenar físicamente los pechos de leche muchas veces, dada la poderosa
corriente que nos lleva hacia el artificio hoy, es una lucha complicada. Sin embargo, en la plenitud de nuestro
sentimiento materno, la cascada láctea que llevamos dentro como mujeres y
madres, se llama AMOR, y esa leche es totalmente a prueba de consejos, ideas
preconcebidas, descalificaciones y condicionamientos. Es esta plenitud, espléndida flor de amor, la
que nos ha llevado a todas a amamantar de mil modos, de nutrirlos con afecto,
alimento y calor. Este tesoro escondido
lo llevamos dentro generosamente colmando abundantemente corazones y alma,
iluminando vidas como una verdadera lámpara láctea.
Y seguimos amando…
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