jueves, 5 de septiembre de 2013

Una verdadera bendición: Entendiendo el poder de la menstruación

Soy traductora de profesión y hoy he vuelto a recordar lo apasionante que puede ser la actividad de traducir, sobre todo en temas que son para mi muy importantes.  A continuación les dejo un texto importante que encontré de Alexandra Pope, una psicoterapeuta australiana considerada un referente mundial en salud femenina basada en un profundo conocimiento del ciclo menstrual. Es autora de “The wild genie” sobre el poder curativo de la  menstruación, co-autora de  “The Pill: Are you sure it´s for you? (La píldora: ¿estás segura que es para ti?) en el que aborda los mitos de la contracepción y explica los riesgos y desventajas de la píldora anticonceptiva y otros métodos hormonales.
Que lo disfruten!



Una verdadera bendición: Entendiendo el poder de la menstruación
Por Alexandra Pope, 2002
Traducción: Paulina Martínez Puebla

El ciclo menstrual, el barómetro sensible al estrés en una mujer, es un sistema altamente sofisticado para medir/sentir el bienestar físico y psicológico.  La menstruación es un momento iniciático.  Las mujeres pueden potencialmente tener una apertura hacia un estado de conciencia alterado muy intenso, otorgándoles una especie singular de poder, el poder que entrega la autoconciencia, el sentimiento profundo, la sabiduría interna, la intuición.  Un poder que va madurando con el pasar de cada ciclo menstrual. 

A muchas mujeres puede sonarles extraño hablar del ciclo menstrual y de la menstruación como algo tan útil y poderoso, más allá de la potencialidad que tiene para concebir bebés.  Esto no es sorprendente.  Por mucho tiempo, las mujeres hemos sido oprimidas y reducidas en relación a nuestro cuerpo. Si reflexionamos un poco, caemos en cuenta de que para crecer profesionalmente tenemos que negar la vida que acompaña a nuestros úteros y silenciar nuestra autoridad emocional interna por el miedo a que se nos catalogue como una ‘pérdida’ o una persona ‘no racional’, en otras palabras, que se nos etiquete como ‘no inteligentes’.  La palabra ‘hysteria’ viene de la palabra útero en griego, hustera.  Nuestros úteros fueron vistos como órganos inestables, haciéndonos a nosotras inestables.  Y a pesar de que la ciencia médica ha avanzado en aquellas nociones que datan aproximadamente desde el siglo XV, en la actualidad todavía perdura la sensación de que las mujeres somos seres esencialmente impredecibles y no confiables debido a su ciclo menstrual. 

No es de extrañarse que las mujeres tengan mucho cuidado a la hora de expresar alguna facultad que no provenga del intelecto.  Es decir, una facultad que provenga desde su saber interno, desde la plenitud de los sentidos y de la naturaleza sensual.  Las emociones han ganado algo de valor desde hace algunos años atrás.  Hace muy poco el concepto de inteligencia emocional saltó a la palestra, y solo ahora que la Ciencia (lo masculino) descubrió grandes evidencias  es que las Emociones (lo femenino) han podido ganar respeto! 

Tomará todavía algún tiempo para que seamos capaces de iniciar nuevamente nuestra apertura hacia la experiencia plena disponible para nosotras durante la menstruación.  Primeramente, es importante reconocer que los ciclos son prácticamente la base de la vida. Los ciclos son medios a través de los cuales la naturaleza y los humanos se regeneran.  Ir en contra de ellos es una receta segura para el desastre.  El atender a los ciclos nos aporta riqueza y conexión con la vida.  Las mujeres que medican su ciclo menstrual por medio de la Píldora están en peligro no solo de dañar su salud física, sino que también están en riesgo de castrar las profundidades de su naturaleza interna.  Hay algo que nunca se sentirá completo. 

Las tendencias en la fase ovulatoria del ciclo están más focalizadas en lo externo, lo lineal, en la parte izquierda del cerebro, con sentimientos de claridad (estabilidad emocional) y sensación de productividad, con toda la energía para otros.

A medida que entramos en la fase menstrual del ciclo, las mujeres tendemos a volvernos más focalizadas en lo interno.  La transición a este estado interior está frecuentemente marcada por sentimientos de irritabilidad, ira, agobio, mayor ensoñación y vaguedad.  A menudo percibimos a la gente a nuestro alrededor como irritantes. Los opuestos se amplifican.  Por ejemplo, puedes sentirte impulsada o con mucha energía en un momento y luego inmediatamente sentir exactamente lo opuesto, volviéndote a la deriva y entrar en ensoñación.  Un sentimiento de intencionalidad puede alejarse para ser reemplazado por un cuestionamiento acerca de la vida.  Esto también puede tomar forma de crítica o cuestionamiento hacia uno mismo o hacia otros, o llegar incluso a una simple depresión.  Igualmente, también hay momentos de expansión e incluso de paz (si no estás tan ocupada o sobrecargada), sentimientos de apasionamiento, intuición aguda, habilidad psíquica, y mayor intensidad de los sueños.  La característica dominante de esta fase es la sensibilidad.  Nos volvemos más permeables tanto hacia nuestro interior como hacia el mundo externo.

Irónicamente, el poder de la menstruación proviene desde un aspecto que usualmente condenamos en nosotras mismas hoy en día: esta aguda sensibilidad, la cual es una apertura maravillosa al sentimiento y al espíritu.  Si pudiéramos vivir esta apertura con una gran aceptación, experimentaríamos la iluminación y sabiduría interna impregnando la totalidad de nuestra vida.  Nuestros sentimientos profundos son ellos mismo una inteligencia impresionante, una forma de saber, a veces profética que va más allá de las realidades superficiales.  Sin nuestra capacidad de sentir profundamente y con claridad, incluyendo el percibir lo sentimientos “negativos”, la vida carecería de significado e intimidad, de éxtasis y felicidad.  

La sensibilidad se extiende más allá de la superficie de nuestra alma, animándonos a examinarnos y desafiándonos a nosotras mismas y al mundo en el que vivimos.  Si los objetivos se perciben demasiado abrumadores y la sensibilidad durante la menstruación se vuelve muy agobiante, no debemos ni condenarnos nosotras mismas ni a la menstruación.  Eso sería como cerrarle la puerta al mensajero.  En lugar de ello debemos aprender a valorar y aprovechar el poder que viene desde nuestra gran apertura.  Es necesario crear un altar para las formas femeninas de conocer o percibir, aquellas que pueden rastrear un sentimiento, escuchar el instinto de las entrañas, notificar las sincronicidades, captar los flashes intuitivos y reconocer las conexiones entre todas las cosas.  El intelecto tiene un increíble alcance y sabiduría gracias a estas habilidades de conocimiento. 

Es mucho lo que se adormeció, amortiguó y aplanó en nuestra vida durante la era post industrial y de alta tecnología.  Solamente hay que ver la prisa con la que vivimos la mayoría de nosotros y la consecuente fatiga que ésta genera, las mismas que caracterizan de una forma triste nuestros sentidos y nuestro espíritu.  La menstruación es una vuelta al cuerpo y a la consiguiente revitalización de esos sentidos. Podemos encontrar muchas distracciones inevitables en la medida que “re entramos” o “re conectamos” y volvemos a despertar, metafóricamente  y literalmente, las terminaciones nerviosas.  Yo siento que mucha de la rabia y frustración premenstrual es una indignación del alma ante la cantidad de “falta de alma” que existe en la actualidad, inclusive en los entornos espirituales.  La vida de nuestros cuerpos sensuales, cuerpos de éxtasis, se ve erosionada fácilmente desde cualquier ángulo.  Sin la vivencia de nuestros “cuerpos”: la vitalidad de nuestros sentidos, el placer de nuestros ricos y complejos sentimientos, perdemos nuestra humanidad. 

En las tradiciones nativas Americanas se dice que la mujer re-sueña o vuelve a soñar el mundo cuando sangra.  La revitalización de todos sus sentidos le permite “ver” el mundo nuevamente con nuevos ojos.  Ella se ve privilegiada en ese momento de extraordinaria intimidad, con la particularidad de las cosas, como si ella estuviera sintiendo con todo su ser. Los momentos de epifanía, amplitud y visión son de ella.

La intensidad de la menstruación va a variar de mujer en mujer dependiendo de cada temperamento individual y disposición a cortejar la vida desde nuestros cuerpos. Todas tenemos nuestra propia forma de vivirlo.  Mientras las cualidades que describo son un determinado hecho, ya que vienen de manera espontánea, la tarea de una es darles espacio.  No se imaginen que pueden continuar de la misma forma que antes… trabajando, trabajando, trabajando.  La quietud, el silencio y la soledad así como el cuidado y el amor por ti misma son los aliados en este proceso.  Para algunas de ustedes puede ser un proceso más tranquilo y más sutil, para otras puede ser increíblemente intenso.  Muchos de nuestros síntomas son la parte sombría del no entendimiento de las fuerzas contra las que luchamos en ese momento del ciclo.  Aquellas que sufren menstrualmente cargan las ‘voces’ desposeídas de la menstruación de todas nosotras. 

Mensualmente una mujer tiene la oportunidad de cultivar la facultad interna de su cuerpo a través del ciclo menstrual.  Las enseñanzas de  los nativos Americanos establecen que en la menarquía la mujer entra en su poder, la mujer practica ese poder durante los años en que menstrúa y en la menopausia ella se vuelve ese poder.  El verdadero poder viene de nuestra capacidad de viajar tanto en los mundos internos como externos, para experimentar las profundidades emocionales y espirituales en conjunto con nuestra rigurosidad intelectual.  Esto es verdad para hombres y mujeres.  Las mujeres somos bendecidas con un proceso interno, el ciclo menstrual, que nos recuerda y apoya esas capacidades.  Este es un gran regalo.  Una verdadera bendición.

Ver el original en: http://www.wildgenie.com/articles_fs.html