Soy traductora de
profesión y hoy he vuelto a recordar lo apasionante que puede ser la actividad
de traducir, sobre todo en temas que son para mi muy importantes. A continuación les dejo un texto importante que
encontré de Alexandra Pope, una psicoterapeuta australiana considerada un
referente mundial en salud femenina basada en un profundo conocimiento del
ciclo menstrual. Es autora de “The wild genie” sobre el poder curativo de la
menstruación, co-autora de “The Pill: Are you sure it´s for you? (La
píldora: ¿estás segura que es para ti?) en el que aborda los mitos de la
contracepción y explica los riesgos y desventajas de la píldora anticonceptiva
y otros métodos hormonales.
Que lo disfruten!
Una
verdadera bendición: Entendiendo el poder de la menstruación
Por Alexandra Pope, 2002
Traducción: Paulina Martínez Puebla
El ciclo menstrual, el
barómetro sensible al estrés en una mujer, es un sistema altamente sofisticado
para medir/sentir el bienestar físico y psicológico. La menstruación es un momento
iniciático. Las mujeres pueden potencialmente
tener una apertura hacia un estado de conciencia alterado muy intenso,
otorgándoles una especie singular de poder, el poder que entrega la autoconciencia,
el sentimiento profundo, la sabiduría interna, la intuición. Un poder que va madurando con el pasar de
cada ciclo menstrual.
A muchas mujeres puede
sonarles extraño hablar del ciclo menstrual y de la menstruación como algo tan útil
y poderoso, más allá de la potencialidad que tiene para concebir bebés. Esto no es sorprendente. Por mucho tiempo, las mujeres hemos sido oprimidas
y reducidas en relación a nuestro cuerpo. Si reflexionamos un poco, caemos en
cuenta de que para crecer profesionalmente tenemos que negar la vida que acompaña
a nuestros úteros y silenciar nuestra autoridad emocional interna por el miedo
a que se nos catalogue como una ‘pérdida’ o una persona ‘no racional’, en otras
palabras, que se nos etiquete como ‘no inteligentes’. La palabra ‘hysteria’ viene de la palabra útero
en griego, hustera. Nuestros úteros
fueron vistos como órganos inestables, haciéndonos a nosotras inestables. Y a pesar de que la ciencia médica ha avanzado
en aquellas nociones que datan aproximadamente desde el siglo XV, en la
actualidad todavía perdura la sensación de que las mujeres somos seres esencialmente
impredecibles y no confiables debido a su ciclo menstrual.
No es de extrañarse que
las mujeres tengan mucho cuidado a la hora de expresar alguna facultad que no provenga
del intelecto. Es decir, una facultad que
provenga desde su saber interno, desde la plenitud de los sentidos y de la
naturaleza sensual. Las emociones han
ganado algo de valor desde hace algunos años atrás. Hace muy poco el concepto de inteligencia
emocional saltó a la palestra, y solo ahora que la Ciencia (lo masculino) descubrió
grandes evidencias es que las Emociones
(lo femenino) han podido ganar respeto!
Tomará todavía algún
tiempo para que seamos capaces de iniciar nuevamente nuestra apertura hacia la
experiencia plena disponible para nosotras durante la menstruación. Primeramente, es importante reconocer que los
ciclos son prácticamente la base de la vida. Los ciclos son medios a través de los
cuales la naturaleza y los humanos se regeneran. Ir en contra de ellos es una receta segura
para el desastre. El atender a los
ciclos nos aporta riqueza y conexión con la vida. Las mujeres que medican su ciclo menstrual
por medio de la Píldora están en peligro no solo de dañar su salud física, sino
que también están en riesgo de castrar las profundidades de su naturaleza
interna. Hay algo que nunca se sentirá
completo.
Las tendencias en la fase
ovulatoria del ciclo están más focalizadas en lo externo, lo lineal, en la
parte izquierda del cerebro, con sentimientos de claridad (estabilidad
emocional) y sensación de productividad, con toda la energía para otros.
A medida que entramos en
la fase menstrual del ciclo, las mujeres tendemos a volvernos más focalizadas
en lo interno. La transición a este
estado interior está frecuentemente marcada por sentimientos de irritabilidad,
ira, agobio, mayor ensoñación y vaguedad.
A menudo percibimos a la gente a nuestro alrededor como irritantes. Los
opuestos se amplifican. Por ejemplo,
puedes sentirte impulsada o con mucha energía en un momento y luego inmediatamente
sentir exactamente lo opuesto, volviéndote a la deriva y entrar en ensoñación. Un sentimiento de intencionalidad puede
alejarse para ser reemplazado por un cuestionamiento acerca de la vida. Esto también puede tomar forma de crítica o
cuestionamiento hacia uno mismo o hacia otros, o llegar incluso a una simple
depresión. Igualmente, también hay
momentos de expansión e incluso de paz (si no estás tan ocupada o
sobrecargada), sentimientos de apasionamiento, intuición aguda, habilidad
psíquica, y mayor intensidad de los sueños.
La característica dominante de esta fase es la sensibilidad. Nos volvemos más permeables tanto hacia
nuestro interior como hacia el mundo externo.
Irónicamente, el poder de
la menstruación proviene desde un aspecto que usualmente condenamos en nosotras
mismas hoy en día: esta aguda sensibilidad, la cual es una apertura maravillosa
al sentimiento y al espíritu. Si
pudiéramos vivir esta apertura con una gran aceptación, experimentaríamos la iluminación
y sabiduría interna impregnando la totalidad de nuestra vida. Nuestros sentimientos profundos son ellos
mismo una inteligencia impresionante, una forma de saber, a veces profética que
va más allá de las realidades superficiales.
Sin nuestra capacidad de sentir profundamente y con claridad, incluyendo
el percibir lo sentimientos “negativos”, la vida carecería de significado e
intimidad, de éxtasis y felicidad.
La sensibilidad se
extiende más allá de la superficie de nuestra alma, animándonos a examinarnos y
desafiándonos a nosotras mismas y al mundo en el que vivimos. Si los objetivos se perciben demasiado
abrumadores y la sensibilidad durante la menstruación se vuelve muy agobiante,
no debemos ni condenarnos nosotras mismas ni a la menstruación. Eso sería como cerrarle la puerta al
mensajero. En lugar de ello debemos
aprender a valorar y aprovechar el poder que viene desde nuestra gran apertura. Es necesario crear un altar para las formas
femeninas de conocer o percibir, aquellas que pueden rastrear un sentimiento,
escuchar el instinto de las entrañas, notificar las sincronicidades, captar los
flashes intuitivos y reconocer las conexiones entre todas las cosas. El intelecto tiene un increíble alcance y
sabiduría gracias a estas habilidades de conocimiento.
Es mucho lo que se adormeció,
amortiguó y aplanó en nuestra vida durante la era post industrial y de alta
tecnología. Solamente hay que ver la
prisa con la que vivimos la mayoría de nosotros y la consecuente fatiga que ésta
genera, las mismas que caracterizan de una forma triste nuestros sentidos y nuestro
espíritu. La menstruación es una vuelta
al cuerpo y a la consiguiente revitalización de esos sentidos. Podemos
encontrar muchas distracciones inevitables en la medida que “re entramos” o “re
conectamos” y volvemos a despertar, metafóricamente y literalmente, las terminaciones nerviosas. Yo siento que mucha de la rabia y frustración
premenstrual es una indignación del alma ante la cantidad de “falta de alma”
que existe en la actualidad, inclusive en los entornos espirituales. La vida de nuestros cuerpos sensuales, cuerpos
de éxtasis, se ve erosionada fácilmente desde cualquier ángulo. Sin la vivencia de nuestros “cuerpos”: la
vitalidad de nuestros sentidos, el placer de nuestros ricos y complejos
sentimientos, perdemos nuestra humanidad.
En las tradiciones nativas
Americanas se dice que la mujer re-sueña o vuelve a soñar el mundo cuando
sangra. La revitalización de todos sus
sentidos le permite “ver” el mundo nuevamente con nuevos ojos. Ella se ve privilegiada en ese momento de
extraordinaria intimidad, con la particularidad de las cosas, como si ella
estuviera sintiendo con todo su ser. Los momentos de epifanía, amplitud y
visión son de ella.
La intensidad de la
menstruación va a variar de mujer en mujer dependiendo de cada temperamento
individual y disposición a cortejar la vida desde nuestros cuerpos. Todas
tenemos nuestra propia forma de vivirlo.
Mientras las cualidades que describo son un determinado hecho, ya que
vienen de manera espontánea, la tarea de una es darles espacio. No se imaginen que pueden continuar de la
misma forma que antes… trabajando, trabajando, trabajando. La quietud, el silencio y la soledad así como
el cuidado y el amor por ti misma son los aliados en este proceso. Para algunas de ustedes puede ser un proceso más
tranquilo y más sutil, para otras puede ser increíblemente intenso. Muchos de nuestros síntomas son la parte
sombría del no entendimiento de las fuerzas contra las que luchamos en ese
momento del ciclo. Aquellas que sufren
menstrualmente cargan las ‘voces’ desposeídas de la menstruación de todas
nosotras.
Mensualmente una mujer
tiene la oportunidad de cultivar la facultad interna de su cuerpo a través del
ciclo menstrual. Las enseñanzas de los nativos Americanos establecen que en la
menarquía la mujer entra en su poder, la mujer practica ese poder durante los
años en que menstrúa y en la menopausia ella se vuelve ese poder. El verdadero poder viene de nuestra capacidad
de viajar tanto en los mundos internos como externos, para experimentar las
profundidades emocionales y espirituales en conjunto con nuestra rigurosidad
intelectual. Esto es verdad para hombres
y mujeres. Las mujeres somos bendecidas
con un proceso interno, el ciclo menstrual, que nos recuerda y apoya esas
capacidades. Este es un gran
regalo. Una verdadera bendición.
Ver el original en: http://www.wildgenie.com/articles_fs.html
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